Consecuencias del consumismo navideño en los niños

Con la llegada de las Navidades y la época de regalos quizás nos deberíamos preguntar ¿Cuántos juguetes debería de tener un niño? Porque realmente en muchas ocasiones se agasaja de tal manera a los niños que ni juegan ni les prestan atención; están sobreestimulados de juguetes y de regalos.

La exagerada cantidad de juguetes para Navidad

La falta de tiempo tampoco ayuda mucho, y es que hoy se quiere niños responsables, niños de éxito. Que realicen de manera correcta todas las tareas que se le mandan, que sean buenos hijos y buenas personas….y que además sean niños, ¿Pero cuándo tienen tiempo para eso?

Hasta no hace mucho en nuestras escuelas era tradición a la vuelta de las vacaciones navideñas llevar los juguetes que se nos habían regalado, para que los compañeros lo vieran, para poder disfrutar todos de un rato de juego; y no es que antes hubiera más tiempo para hacerlo, es tan solo que antes los niveles académicos no estaban establecidos en unos niveles tan altos como ahora. Así de simple.

Pero volviendo a los juguetes diremos que se ha convertido en un habito “dañino” , los niños no necesitan de todo para ser felices, piden y piden, marcan con letras o bien grandes lo que quieren en su catalogo de juguetes, pero es normal que lo hagan, es su momento, y tienen que pedir, es una condición humana, querer tenerlo todo, llenar nuestras casas de cosas materiales, es el gran mal del siglo XXI.

¿Somos felices teniendo más juguetes?

Confundimos el concepto de tener cosas con ser felices, y por eso compramos y compramos. Cierto es también que la mayoría de las cosas que compramos las hacemos pensando en nosotros y no en la persona a la cual se la regalamos, es algo que nos hace ilusión que tenga, a nosotros como compradores. Hagamos un ejercicio de reflexión, y veremos que esta afirmación es cierta. Iremos un poco mas allá y diremos que los niños hiperregalados pierden la ilusión, no valoran lo que tienen y son exigentes. Si ese es el legado que queremos dejarle a nuestros hijos estamos haciendo lo correcto, sino es así es momento de analizar qué estamos haciendo mal y qué debemos hacer para que esto cambie.

Es muy difícil luchar con la necesidad de llenar nuestras casas de regalos navideños, la gran mayoría de cosas que no utilizaremos jamás, pero a pesar de ello cometemos el mismo error con los niños. Parece que los niños de esta generación tienen que tenerlo todo incluso antes de desearlo. No es culpa suya, claro, sino nuestra.

Queremos verlos felices y algunos, tal vez, compensar de alguna forma el poco tiempo que pueden pasar con sus hijos. Quizás no suene muy correcto, pero parece que queremos “comprar” a nuestros hijos. La pregunta es si lo conseguimos o no.

¿Llegadas las fechas navideñas nos gana el consumismo?

¿Inconscientemente creemos que si no les damos todo a los niños será como si hubiéramos fracasado como padres?


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