Qué ocurre con los niños que no obedecen

Qué ocurre con los niños que no obedecen

Los niños pequeños, sobre todo a partir de los dos años, suelen presentar conductas y comportamientos desafiantes, negativos, irritables y hostiles hacia sus padres, profesores y otras figuras de autoridad. Estos comportamientos entran dentro de lo normal, siempre y cuando llegue un momento en que dejen de ser lo habitual y den paso a unas conductas más sociales.

Se trata de intentar que no se conviertan en un problema que el menor y su familia arrastren durante años. La prevención y detección son la clave. Saber ver que esas conductas que persisten en el tiempo deben ir modificándose.

Se cree que el ambiente y el nivel sociocultural de la familia influyen mucho en este aspecto. Otros estudios mantienen que las madres con trastorno depresivo cuentan con más probabilidades de tener hijos con trastorno negativista, aunque no está claro en qué medida la depresión materna es el resultado del comportamiento negativista de los niños o su causa.

Estas conductas suelen molestar más al resto de personas que a los que normalmente conviven con el niño. Puede que sus padres y hermanos hayan interiorizado ya estos comportamientos como propios del menor y no les den importancia, como si formaran parte de su carácter. Efectivamente y como hemos dicho anteriormente, mientas no sean conductas que se dilaten mucho en el tiempo, no hay nada que temer.

Es normal que los niños de 2-3 años se enfaden, cojan rabietas, desobedezcan… ello forma parte de su desarrollo y pasar por esa etapa es algo enriquecedor. Los niños tienen que pasar por una serie de etapas típicas de su desarrollo. ¿Qué podría pasar, por ejemplo, si un niño no desarrollara el juego imaginativo?

Esa etapa que alcanzan sobre los 3-5 años, donde dan rienda suelta a su imaginación, donde un coche de juguete pasa a convertirse en una nave espacial que sobrevuela el espacio con unos tripulantes que hacen planes de futuro. A la larga, el saltarse esa etapa traería consecuencias, serían niños menos sociables o, quizás, no serían resolutivos ante un problema.

Cuando el niño ya ha desarrollado del todo una conducta negativista desafiante, tan sólo nos queda la intervención mediante terapias individuales y en familia. Los psicofármacos no se consideran eficaces, es por ello que no se suelen utilizar, salvo que se den más problemas asociados que requieran o hagan aconsejable su administración.

La conducta negativista desafiante se caracteriza por un patrón persistente de desafío y reto a las normas y reglas. Su origen es tanto biológico, como psicosocial, resaltando que se asocia con patrones de crianza agresivos, rígidos e inconsistentes, Si a un niño lo tratas de manera agresiva, él te va a responder de igual modo.

 

*Aucal Business School oferta el curso de Técnico Profesional en Intervención Psicoeducativa en Alteraciones de Conductas en Niños de 0-3 años. Esta formación tiene por finalidad que el alumno pueda intervenir en las alteraciones de conducta sufridas en los niños, identificar el tipo de alteración del que se trate, aplicar la terapia adecuada y evaluar las posibles consecuencias de este trastorno.

 

¿La conducta Negativista Desafiante tiene un origen biológico o psicosocial, o influyen más factores?

¿ Son adecuados los modelos de intervención que se llevan a cabo?

 

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