Hemos vivido unos años de diversidad cultural con la llegada a nuestro país de gente de diversos destinos, pero desde hace meses muchos extranjeros optan por volver a su país de origen, ante la falta de oportunidades o simplemente por el arraigo que no quieren perder en ningún momento. Los problemas a que se enfrentan los inmigrantes extranjeros tienen que ver con la adaptación a las condiciones del mercado laboral, que en España posee una fuerte presencia de la economía informal, y con el acceso a la vivienda, a la educación y a la sanidad.
Muchos optan por irse para poder estar con su familia, los obstáculos con los que se encuentran para la reagrupación familiar legal han incrementado las vías informales de reunificación familiar, aumentado los flujos de niños y de mujeres que llegan por caminos peligrosos, como puede ser el mar. Menores que no conocen más allá de las fronteras de su país, en ocasiones en conflicto bélico.
Una vez en nuestro país tenemos que tener en cuenta que las posibilidades de pobreza son siempre más altas dentro de estos colectivos, los menores son como siempre los peor parados, a nivel psicológico y físico.
Cuando un menor extranjero es escolarizado en nuestro país se deben tener en cuenta varios factores, como son: la lengua materna y su posible dificultad para adaptarse a la nuestra, la escolarización previa en su país de origen y la llegada de edad al país. Cuanto más pequeños llegan más posibilidades tendrán de adaptarse mejor. En función de estos factores, junto a otros contextuales, educativos y personales, pueden aparecer diversas dificultades en la escolarización de estos niños, tanto en lo relativo al aprendizaje como en cuanto a su socialización o al ámbito familiar en el que se desenvuelven.
El absentismo escolar, por breves o largos periodos de tiempo, suele ser habitual en ellos, por cumplir con las tradiciones o por el trabajo de sus padres. Pero en general existe una falta de motivación hacia la educación entre los alumnos inmigrantes. Esta puede explicarse por la falta de identificación de estos niños con la cultura del país, o por no adaptarse a la vida del centro.
La experiencia de emigrar es dura para cualquier persona que se enfrente a ella, pudiendo influir mucho en el desarrollo psicosocial del individuo y llegando a obstaculizar en ocasiones el proceso de adaptación a la sociedad de acogida.
De cualquier modo hemos pasado de ser país de emigrantes a convertirnos en uno de los que mayor población extranjera recibe.
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