Los recientes casos de acoso en colegios ocurridos en nuestro país, y que tanta repercusión han tenido, han avivado un debate que nunca se ha llegado a cerrar del todo. Padres y profesores intentan buscar soluciones, pero estas no siempre son efectivas; algo falla y tanto unos como otros se dedican a culparse mutuamente. Los profesores defienden que las normas de convivencia y respeto es algo que deben traer aprendido de casas, y los padres sostienen que es inaceptable que en un centro escolar se den casos tan graves, en los cuales menores de 7-8 años tengan que ser hospitalizados por los golpes recibidos.
En un país en el cual la edad penal está en 14 años, y tan solo si el delito es muy grave se puede penar a los menores de esa edad, poco se puede hacer con estos niños. Una reprimenda y una amonestación para los padres. ¿Alivia eso el dolor de los padres de los menores agredidos? No. Los padres tan solo pueden intentar que el Centro haga algo, expulsar a esos menores u otra medida que consideren aceptable.

Resulta espeluznante que niños de tan corta edad puedan mostrar esa agresividad en una pelea de recreo, de las cuales siempre han existido, los niños necesitan expresar su disconformidad, necesitan exponer su criterio como el único, pero nunca llegando a utilizar esos métodos tan agresivos. Si uno de los menores tiene móvil es grabado y difundido, siendo la situación mucho peor. Es por ello que los profesionales de la educación “culpen” a los padres de estas situaciones; le damos todo a nuestros hijos con el argumento: ya que yo no lo tuve que lo tenga el. Sin darnos cuenta de que poco a poco son ellos los que van tomando el control de la situación.
Los límites y las normas tienen que existir, y los niños los esperan, puesto que saben que no todo es válido, pero si son sus padres quienes excusan su comportamiento, los niños se verán fuertes para hacer lo que quieran y cuando quieran. Los Jueces y Fiscales de Menores se ven con las “manos atadas” . ¿Quién debería hacer algo entonces?
La falta de empatía en nuestros días pueden estar detrás de tantos caso de abusos y palizas a menores; nuestra sociedad ha cambiado tanto que ya no nos preocupamos del que tenemos al lado, no le ayudamos y no sabemos ponernos en su lugar. El debate sobre quién debería enseñar esta habilidad está encima de la mesa, siendo lo más lógico que fuera algo que los niños aprendan de su padres y fuera algo perfeccionado en los colegios.
Si enseñas a un niño a entender las motivaciones de otro, porque actúa así ante determinadas situaciones nunca responderá con violencia. Las discusiones de patio de colegio se resolverán con un enfado, del que al día siguiente no quedará nada. Los niños son niños y como tal deben actuar; dejemos las cosas importantes a los adultos.
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¿Consideramos válido que los niños opten por la violencia ante una discusión?
¿Nuestro ritmo de vida nos hace ser más fríos y eso lo transmitimos a nuestros hijos?
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