Violencia de género en la adolescencia

Por violencia de género entendemos aquella que se ejerce entre un hombre y una mujer que mantienen una relación amorosa. Esa es la explicación más generalizada. Pero existe otra violencia de género, la que es ejercida entre adolescentes.  En una sociedad en la que cada vez se presta más atención a aquellos signos que evidencien un caso de violencia de género, solemos pasar por alto este tipo de violencia que puede ser el desencadenante de acciones futuras.

Observamos como algo normal que dentro de una pareja joven se controle la vida del otro a través del móvil o de las redes sociales.  Una parte de nuestros jóvenes y adolescentes continúa expuesta, sin saberlo, a factores de riesgo que facilitan y perpetúan las relaciones violentas, reproduciendo roles sexistas e imitando modelos basados en la desigualdad.

En las relaciones adolescentes es bastante común que ambos jóvenes se maltraten, se griten o abusen el uno del otro. Cuando existe violencia de género, la víctima deja en manos de su pareja, de forma inconsciente, las riendas de su propia vida. Si además la víctima es adolescente, la vulnerabilidad aumenta considerablemente.  Es curioso que los jóvenes sepan identificar la violencia de género pero no las actitudes de desigualdad y todo lo que llevan a ejercer esta violencia, y aquello que no se detecta es tolerado.

Los celos son vistos como un acto de amor por muchas adolescentes, se sigue teniendo la creencia errónea de ‘poseer al otro‘, controlando sus movimientos y sus amistades. Resulta curioso que esto siga siendo así, habiendo evolucionado tanto como lo hemos hecho en muchos aspectos de nuestra sociedad y pensando que nuestros jóvenes corregirían los errores cometidos en vidas pasadas.

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Los programas de prevención deberán centrar la atención en varios aspectos clave y uno de ellos es la influencia de la familia. Los niños y  niñas que conviven con padres que maltratan a sus madres son también víctimas de esta violencia y necesitan con urgencia que se trabaje con ellos y con sus familias a través de profesionales y de la aplicación de programas y tratamientos educativos y psicológicos.

Un niño que observa esta violencia día a día en su hogar tendrá todas las papeletas para convertirse en un maltratador si no se le pone remedio antes. Los adolescentes son vulnerables, de carácter cambiante y resuelven los conflictos como se les ha enseñado o como han aprendido. No son tan capaces de canalizar sus impulsos como lo hace un adulto. Por ello, si no se les enseña en una edad temprana, será algo que arrastren durante años. Y es que el mensaje transmitido en la infancia y la adolescencia es una de las raíces de la violencia de género. Conocer el pasado ayuda a comprender el presente y prevenir en el futuro.

Informarse y estudiar es parte de la solución. Infórmate sobre Técnico Superior en Mediación Familiar, una opción cercana para ayudar a la sociedad con este tipo de problemas.

 

¿En los programas de prevención de la violencia de género falta algo o fallan por otros motivos?

¿Se da a la violencia de género la importancia que requiere?

 

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